En fin, este parloteo viene provocado por la tremenda cifra de libros que se publican en todos los soportes y que ningún ser humano podrá leer más que en un porcentaje minúsculo a lo largo de su vida. Y eso, en el caso de que tenga pasión por la lectura y una vida larga. Ya ni hablo de aquellos manuscritos que jamás se publicarán. Entre estos, estoy segura, habrá maravillas literarias y asombrosos descubrimientos que nunca conoceremos.
En España se publican 252 títulos cada día, aproximadamente. 89.347 libros el año 2024.
En el mundo, se publican anualmente entre dos millones y medio y tres millones de libros. Cuando leo estas cifras, me digo a mí misma que nunca podré alcanzar a leer ni un miserable uno por ciento de todo lo que se publica. Esto no me perturba tanto como pensar en los miles, millones de manuscritos rechazados, y que en algunos de ellos se guardarán verdaderos tesoros. Por pura probabilidad, al menos otro uno por ciento de lo no publicado será material literario extraordinario.
La capacidad humana para expresarse es inagotable, y la pulsión por ser famoso y recibir atención mediática es el objetivo principal de millones de personas. Lo novedoso del asunto es que muchas editoriales buscan celebridades para que escriban, les guste o no escribir y tengan algo que decir, porque saben que unos miles de ejemplares los comprarán sus fans. Y aquí se me abren las carnes, porque sé que la mayoría de manuscritos de autores sin pedigrí en redes son rechazados, muchas veces sin siquiera ser leídos.
No es un reproche a los editores; es la constatación de que vivimos en una época desquiciada, en busca desesperada del beneficio económico inmediato. La lentitud en el trabajo, el oficio sin prisas y acompañado de reflexión, es considerada hoy una disparatada manía. Efímero, rápido, olvidable y lucrativo podría ser el lema universal que mueve el mundo en el que vivimos. Y, mientras tanto, millones de libros sin lectores.
He encontrado verdaderas joyas, a mi entender, en las librerías de segunda mano.
ResponderEliminarCreo que el problema es la autoedición, porque al final, una gran mayoría se autoedita.
De todas formas de la misma manera que uno no puede llamarse médico sino está con la preparación debida, llamarse escritor por haberse autoeditado tampoco significa gran cosa.
Salut
Claro, escribir es un oficio que requiere conocimiento, pasión y
ResponderEliminarla capacidad para expresar con éxito aquello que quieres contar. Desde luego, como en todas las artes, hay personas que tiene un talento natural y escriben de manera extraordinaria sin haber pasado antes por universidades y talleres literarios. Imagínate, grandes clásicos fueron autodidactas y no pasaron por otro aprendizaje que no fuera escribir y leer mucho. Miquel, en esos libros no publicados seguro que hay muy buen material literario, y en los autoeditados, también.
Abrazos
Sí, yo también creo que se lee poco, que no se leen libros de calidad, que se publica demasiado y que hay más escritores que lectores, pero aún así cabe decir que actualmente se venden más libros que nunca y se lee más que nunca. También se come más que nunca aunque sean argamasas de comida basura.
ResponderEliminarSin embargo, parece ser que en épocas pasadas se leía bastante poco, debido principalmente al índice de analfabetos que era superior al de ahora. Con el paso del tiempo también ha cambiado el concepto de analfabetismo, antes se consideraba analfabeto al que no sabía leer ni escribir, actualmente se admiten como personas "alfabetizadas" a los que no entienden nada de nada y se toleran 17 errores ortográficos por línea de texto.
Aún así, y dejando aparte el porcentaje de alfabetización, creo que la caída del numero de lectores se debe a razones diversas (consideraciones culturales, distracción, formación intelectual...)
Hay una pérdida de capacidad de comprensión lectora. La capacidad de comprensión lectora ha caído por los suelos, lo confirman los informes PISA y muchos maestros se ríen de ellos y los políticos dicen que la culpa es de la inmigración.
Los libros son caros, cuestan más que un vermut de garrafa.
Se publica mucha literatura de pésima calidad. Se publican demasiados títulos. Muchos de ellos son puras insignificancias literarias que sólo sirven para llena las estanterías y acumular polvo.
Parece que no interesan los libros, no se pueden comer ni esnifar. No me imagino a un diputado esnifando un libro. Uno tiene que saber que lo que dicen los libros entra por la vista y no por la boca o la nariz.
El fomento de la lectura está contaminado por las ideologías. Se han creado muchos organismos oficiales para el fomento de la lectura y tal ha sido el resultado que he llegado a creer que estos organismos ha sido solamente unos chiringuitos.
Las redes sociales suplantan a los libros. Los mensajes que leemos en las redes sociales recorren el éter, suben de la tierra a un satélite de comunicaciones, luego vuelven a bajar a la tierra y llegan al artilugio que llevamos en las manos y ahí podemos leer consignas sobre los beneficios de la sostenibilidad.
Ha bajado el tiempo de atención necesario para la lectura de un escrito. Según estudios recientes se ha demostrado que el 78% de los lectores son incapaces de prestar más de 12 minutos de atención a un texto.
Para entender un texto se necesita un mínimo de conocimientos y de referentes culturales, si un lector pretende leer un texto que versa sobre algo que ocurre en Francia, debe saber que Francia es un país que no está en Sabadell y que Calatayud no es un guiso sino el nombre de una ciudad española. Para entender un texto es necesario saber algunas cosas.
Está mal visto leer un libro en una fiesta rave. Los jóvenes que leen ligan poco.
En fin, Marga, el tema da para muchas reflexiones.
Abrazos mil.
Francesc, todo lo que has escrito da para un largo debate y con mucha sustancia. La garrafa de vermut gana a libro, sí. La comprensión lectora de los jóvenes que acceden a la universidad está mutilada por la adicción a la imagen, series en plataformas y frases que restallan como breves latigazos, sin más sentido que el contexto de un mal chiste, sí. Las nuevas generaciones no pueden concentrarse más de doce minutos en un texto, sí; no entienden párrafos que contengan reflexión que requiera abstracción y conocimiento de la semántica y lógica, sí. Pasan horas encadenando episodios en las plataformas, confunden realidad con la ficción, sí. Viejos, maduros y jóvenes, han desgarrado el fino velo que separa verdad y mentira, sí. Toda la información que se recibe por la tele y redes, con su montaña de anuncios que la acompaña, es una recreación de la realidad ideológica de quienes están detrás. Lo vemos en los últimos acontecimientos de nuestro país: declaraciones rimbombante y acusatorias, sin que se pongan delante de los espectadores a técnicos cualificados que expliquen, sin sesgo de partido, las causas probables y el porqué.
ResponderEliminarCon una cultura cada vez más limitada y atada a las corrientes del día a día, el camino hacia la manipulación política persuasiva, se agranda. Somos una masa amorfa que se traga miles de horas de estupideces. El cerebro humano empequeñece porque la economía biológica marca esta dinámica. Si no necesitamos pensar y todo se reduce a automatismos, se nos desintegran las neuronas mientras alimentamos el músculo en esta fiebre por lucir cuerpo con cabeza de serrín.
Otros mil abrazos.
La comprensión lectora es un tema que no sólo afecta a la juventud, no es la primera vez que lees un escrito y ves respuestas redactadas por personas que peinan canas que nada tienen que ver con lo expuesto, te das cuenta, entonces, que tampoco han entendido nada, y que lo que hace falta es un reciclaje completo en todas las edades, pues desgraciadamente poco podremos hacer sino se entiende lo que se escribe.
ResponderEliminarUn abrazo.
salut
Incluso diría que no solo lectora, también en conversaciones que no sea sobre cuestiones muy básicas, los mayores y todo bicho viviente, tenemos problemas de comprensión. Creo que falta atención activa, no escuchamos con los cinco sentidos a quien tenemos delante. Sí, Miquel, hay mucha incapacidad para comprender en todos los niveles. Quizás ahí reside el origen de la mayoría de conflictos.
ResponderEliminarBon día y abrazos