lunes, 24 de febrero de 2014

Pobre, pequeño y feo


Interior librería Canuda. Foto del blog Maranna.wordpress.com


La última vez que me acerqué a huronear por la librería Canuda,  ahora cerrada y tapiada, a la espera de ser transformada en una tienda de ropa, encontré el libro del que no leí el prólogo hasta que lo acabé.

No había leído a  Giovanni Papinini  busqué la ocasión. Intento que los prejuicios no me cieguen,  pero he de reconocer que con Papini sí influyó la consideración de que era un escritor que estaba fuera de mis intereses lectores; me empeciné en creer que no conectaría con él, que era casi seguro un rancio, cuyo  mérito fue estar de moda hace años. Y así pasaron los años, como  canta Luis Eduardo Aute.

Giovanni Papini murió el 8 de julio de 1956, ciego y paralítico, después de la muerte de su hija Gioconda. Nacido en 1881, asistió poco a la escuela, debido a la modesta economía familiar, pero su capacidad y resolución pudieron con todas las limitaciones. A los veintidós años fundó la revista Leonardo, donde escribió artículos en los que dio a conocer personajes de su época, en especial a filósofos de quienes apenas un puñado de gente había oído hablar en esa fecha, como es el caso de Kierkegaard




Gog El libro negro, es por ahora lo único que he leído de él. Una edición de 1962, con el nombre de la propietaria en la primera página, escrito con caligrafía inglesa y una fecha: Casilda Roig, 3 de noviembre de 1963, algunas frases subrayadas con lápiz verde ya muy desvaído, y párrafos con signos de admiración en los que remarcó palabras como metásofo. Cualquiera con un lápiz en la  mano habría hecho lo mismo. Compré el libro sin pensarlo dos veces,  y lo hice por Casilda.
  
Quise leerlo enseguida, estaba ya a punto de empezar por el prólogo cuando decidí aventurarme en la lectura, siguiendo solo la pista de las anotaciones de esa mujer, de nombre tan bonito y poco corriente. No quería que el  prólogo me marcara el paso, que la opinión de un tercero me influyera; quería llegar a Papini con la inocencia de una párvula que empieza a distinguir las letras.  



He descubierto un escritor inmenso, poderoso y con el arrojo de los quince años intactoTan apasionante fue la lectura que, en aquellas noches de hace unos meses, me convertí en recalcitrante nocharniega, desvelada por culpa del libro de 511 páginas. Denso y mágico.Nutritivo. 

El escritor  presenta en la primera página a Gog, de quien dice es el verdadero autor, que  le regaló su diario y que él solo  ha  ordenado las hojas sueltas y desperdigadas para que pudiera ser  publicado: 

Me avergüenza decir dónde conocí a Gog: en un manicomio particular. Fui allí con  objeto de hacer compañía  a un joven poeta dálmata  a quien la pasión desesperada por una sombra – la amada  era una reina de la pantalla y únicamente en la pantalla le había sonreído- condenaba al delirio. 

William Blake. Satanás exultante sobre Eva, 1795


Las últimas tres páginas están dedicadas al poeta, místico y pintor británico William Blake, un broche perfecto para cerrar un libro asombroso, en el que la mejor entrevista a Einstein no ensombrece el lamento de un canibal arrepentido y melancólico       


Las notas personales sobre la vida del escritor, las he sacado del magnífico y bien documentado prólogo. Antes de que cierren todas las librerías de lance que quedan en Barcelona, tengo intención de embarcarme en una razzia en busca de Papini, de su prologuista Enrique Palau y del traductor Mario Verdaguer. Merece la pena esta empresa, antes de que  los libros de viejo sean sustituidos por ropa made en Indochina. 
¡Ah, si doña Casilda está viva y quiere recuperar su libro, no tiene más que  pedirmelo!                 
 
          

lunes, 3 de febrero de 2014

El argumento o la vida



VVEINVENTYOU






¿De qué trata la vida?  De lo mismo  que la literatura, y viceversa: gente a la que le ocurren cosas con un desenlace  previsible o inesperado.
En algunos casos, el nexo causa-efecto está presente de manera clara, el personaje sufre las consecuencias de sus actos, y cuando eso pasa, nos sentimos mejor porque nos reafirma  en la idea de que el mundo está regido por un cierto orden,  confiamos en la existencia de una  Ley Universal inapelable, se llame  Karma o Justicia Divina,  ambas son coincidentes en el mecanismo de compensación  encargado  de repartir sanciones  y  retribuir cualquier acto humano,  sea bueno,  malo o regular.

             


vvinventyou




En las novelas, el interés de los lectores se mantiene  formulando preguntas y retrasando respuestas. Esta definición es del escritor David Lodge,  y me parece muy pertinente también para aplicarla a la vida humana, solo que en este caso, la diferencia con la ficción reside en el  nudo, ya saben: planteamiento, nudo y desenlace. El nudo es el meollo de la historia y la parte más peliaguda,  oscura e incomprensible, cuando se trata de entender  la vida de un ser humano de carne y hueso.
Algunos autores exhiben una sabiduría asombrosa, demuestran  un  conocimiento intuitivo de los mecanismos psicológicos que ocurren dentro de nuestras cabezas, son capaces de crear una emoción intensa de repulsión y también de agradecimiento, con un final reconfortante en el que el Mal recibe su merecido. Otros escritores se complacen en mostrar un mundo caótico, sin premios ni castigos o con ellos, pero  repartidos al tuntún,  o lo que es peor, con premio para el  asesino.


Caravaggio, fragmento de Descanso en la salida de Egipto



A la escritora Patricia Highsmith, le encantaba dejar a los lectores con mal cuerpo, sobre todo en la saga de Ripley, las cinco novelas en las que Tom Ripley, un asesino, ladrón y amoral vive como un rajá, tan campante y  sin ningún tipo de remordimiento. El asunto es que Highsmith  se las ingeniaba muy bien para que los lectores sientan  cierta simpatía – o mucha- por el tal Ripley.  Un tipo bien parecido, rico y con una envidiable existencia.¿Tanto poder tiene la literatura para transformar las emociones y limar la sensibilidad moral?
La respuesta es sí, y se amplía a todas las expresiones artísticas y pseudoartísticas –sin mencionar  la propaganda de cualquier tipo, que está dirigida a crear opinión y modelar aspiraciones–.





















Vuelvo  a Highsmith, algunos de sus relatos y novelas han sido  llevadas al cine, como Extraños en un tren, de Hitchcok, o el Talento de Mr. Ripley. En ambas historias, aparece con deslumbrante claridad, sobre todo en Extraños en un tren,  la facilidad con la que cualquiera, un ciudadano normal y corriente,  puede convirtirse en un  asesino,  arrastrado por un acontecimiento fortuito, irrelevante  en apariencia  e imprevisible.  La certeza que inocula Highsmith  es la de  de que vivimos en un mundo caótico y que somos presa del azar,  por esta razón  dejé de leer sus relatos y novelas. La sustituí por P.G Wodehouse, que tiene un personaje un poco botarate, pero Guapo, rico y distinguido,  con un mayordomo ideal: Jeeves, que sabe de todo y aconseja la actitud correcta en todo tiempo y lugar. Y aunque también el azar es el causante de líos, delitos y lucha soterrada de clases, el Bien en las novelas de Wodhouse se abre paso  para ordenar el caos en forma de risas cuando las leemos, y lo adereza todo con  hermosas mansiones, vistas al mar calmo, entretenidos bailes al anochecer, y  socarrones criados que saben poner en su sitio a los Señores. Y como diría Gila, en las novelas de P.G Wodehouse se mata casi nada y muy mal.                                    

miércoles, 15 de enero de 2014

Impaciencia del corazón



La Universidad de Emory ha publicado un estudio que relaciona la lectura de novelas con la mejora de la conectividad neuronal en el hemisferio izquierdo, así como otros beneficios de las  funciones cognitivas.

Los neurocientíficos le han puesto una etiqueta, el visto bueno, a un hecho que muchos hemos constatado desde que aprendimos a leer.  A través del instrumental apropiado, han determinado cómo y cuánto  nos afecta una novela. Durante los diez días siguientes a la lectura, nuestro cerebro retiene una huella que amplifica y crea nuevas conexiones. Habría que ver qué novelas leyeron los sujetos del estudio

Yo diría que se quedan cortos, si hablamos de novelas, de esas a las que volvemos en diferentes épocas de nuestra vida y que con cada relectura, descubrimos, como con las viejas amistades que perduran, que nada ha cambiado y,  caso de observar algo en lo que antes no habíamos reparado,  mejoran la primera impresión y estrechan con más fuerza el vínculo 


Leí a Stefan Szweig por primera vez el verano que cumplí  doce años. La impaciencia del corazón, es la novela que me acompañó durante mucho tiempo. El protagonista de la historia, el teniente Hofmiller, un joven que imaginaba al estilo de Alain Delon, se convirtió en una especie de amigo invisible al que dedicaba muchos de mis pensamientos. He vuelto a releerla ahora y, como entonces, me he tenido que esforzar por dosificar la lectura y no  volcarme en ella con el mismo frenesí de la primera vez. 

El argumento, cuya línea maestra figura en las palabras pronunciadas por el doctor de la chica paralítica, y elegidas para encabezar la historia, trata de las consecuencias de la compasión, un arma de doble filo que exige saber qué queremos conseguir cuando somos compasivos y hasta dónde estamos dispuestos a llegar. 

"La compasión cobarde  no es más  que la impaciencia del corazón por librarse lo antes posible de la emoción molesta que causa la desgracia ajena. La otra, la única que importa, es la compasión no sentimental pero productiva, la que sabe lo que quiere y está dispuesta a compartir un sufrimiento hasta el límite de sus fuerzas y más allá de ese límite" 

Zweig  traza una limpia senda que va desde el casual encuentro -en sus novelas la casualidad es un recurso habitual-hasta la decisiva atadura, tejida con la compasión hacia la chica. El teniente no se atreve a cortar la envenenada relación por temor a causar daño, y así, su debilidad le esclaviza hasta provocar un mal mayor.


La novela va dejando las miguitas necesarias para recorrer un camino en el que la reflexión del teniente, del médico, del padre de la chica, de los compañeros y superiores del ejército, dibujan el mapa completo de la construcción de la desgracia personal cimentada en actos a los que, al principio, no damos ninguna importancia.

Paisaje neuronal. Cristina Sánchez-Camacho



Quizás Stefan Zweig no sea un escritor muy leído en la actualidad,  y es una pena para nuestras neuronas. Sus biografías espléndidas -Fouché, María Antonieta, María Estuardo-; sus ensayos sobre escritores -Balzac, Dostoievski, Dickens-; novelas y cuentos inolvidables; la archiconocida Momentos estelares de la Humanidad; su imperdible autobiografía. Toda su obra  es una portentosa creación que nos conduce, con inteligencia y elegancia en el juicio,  a un conocimiento interior muy afinado, a la comprensión  del porqué de nuestros enredos y penas; sin contar la panorámica visión que nos dejó de la primera mitad del siglo XX, de las grandes ciudades que visitó y en las que vivió. Zweig  fue un gran viajero, un escritor de fama merecida y universal.  Y un reconstituyente neuronal formidable.





miércoles, 8 de enero de 2014

Premio




Resulta que los Reyes Magos me han traído este regalo. Un premio que agradezco y que, a mi vez, voy a regalar, pues por lo visto quien lo recibe ha de elegir quince blogs e incluir la imagen del premio en el propio. Una cadena que enlaza unos con otros. Gracias al autor de  La azotea de Molina  acabo de enterarme de los pormenores de este premio (y de la existencia de su blog)  Bienvenidos ambos.
La idea no tiene un pero y como  me encanta que otros disfruten con los blogs que me gustan, ahí va mi lista.

Todos los que he elegido me gustan por muchos motivos, el principal es porque cualquiera que sea el tema, y son variopintos, están escritos con sello personal, alejado de tópicos y proporciona información que para mí es importante. Podría acertar  a ciegas la autoría de cualquiera de los que cito; son, en algunos casos, años o meses de lectura. Como los viejos amigos, puedo reconocer a cada cual por su estilo y maneras, por sus andares.        

Blogs sobre Barcelona, edificios, usos, costumbre y pelajes de toda condición. En Tot Barcelona, hay ironía y mirada crítica sin contemplaciones.

Barcelofilia.
Totbarcelona

Los literarios y poéticos, santos de mi devoción.

El laberinto grotesco.
Francesc Cornadó
Jorge Ordaz

Los de la sección Histórica sin pretensión doctrinal y que podrían ir en el bloque de literarios.

Diana de Meridor
Desdelaterraza


Blogs dedicados a la  pintura, fotografía, Cine, artes visuales y crítica de arte, con mucho cariño  y sin ojeriza.

Asociacionacastellano
Avelinalesper
Madridpaperart
Carmensabespoesiayarte
Viajes por la sala oscura.

En los siguientes me las  doy de mujer de letras, o sea, de lo que soy,  que quiere progresar adecuadamente en ciencias: las ortodoxas y las de ficción científica.

La bella teoría
Histories of things to come

De escalada y otras arriesgadas aventuras.

Tufa-tufa
    

Faltan unos cuantos, a ver si me dan más premios y puedo incluirlos.

viernes, 20 de diciembre de 2013

E la nave va





En esta pequeñísima nave que viaja a 29,5 kilómetros por segundo y recorre 106.000 kilómetros  en una hora, el tiempo pasa muy rápido para los viajeros; lo peor es que en casi todos los camarotes  hay líos y broncas. Unos pocos organizan un barullo de mil demonios.

En el año nuevo que se acerca, a punto de empezar el invierno, prometo pasear más por la cubierta con el propósito de hacer amigos, gente de otros camarotes,  de buen corazón que también quiere respirar aire fresco y sentir la velocidad del viento en la cara, hay sitio para todos. 

Les deseo unas felices fiestas y un año 2014 en el que no falte la esperanza y su poquito de amor y alegría.  


      

domingo, 8 de diciembre de 2013

Esperanto mi ŝatas. Gracoj, Lázaro Zamenhof


 


No soy esperantista, por ahora, aunque espero convertirme algún día en miembro de tan distinguida sociedad. Esta declaración de principios quiere ser también una muestra de rendida admiración por Lázaro Zamenohf, el creador de un lenguaje que deberíamos hablar todos los habitantes del planeta Tierra. Es muy probable que si el esperanto  fuera la lengua de uso universal, aparte de la lengua local de cada cual, más de una guerra y enfrentamiento violento se habrían evitado o se evitará, tiempo futuro que no debemos olvidar.
El esperanto, para algunos un invento fruto de la extravagancia de un raro, es una lengua perfecta; sin tropiezos gramaticales apenas, no hay declinaciones ni irregularidades y cualquiera puede aprenderlo dedicándole unas pocas horas semanales. Lo más importante es que esta lengua creada por Zamenhof es  una oportunidad para salvar las diferencias lingüísticas que nos dividen.
 
En julio de 1887 se publicó en Varsovia el primer libro en esperanto, Internacia Lingvo (lengua internacional), publicado bajo el seudónimo de "Doctor Esperanto
El objetivo del médico polaco era cumplir con su ideal de fraternidad universal  que se inspiraba en el respeto por todos los seres humanos sin distinción,  para alcanzarlo era preciso  facilitar  la comunicación verbal. Que  cualquier lugar del mundo fuera nuestra patria, que nos uniera el habla, esa conquista evolutiva que convierte el lenguaje en un instrumento sofisticado, elegante y bello con el que manifestamos ideas, deseos  ilusiones y necesidades.         

Detrás de la creación de Zamenohf,  oftalmólogo polaco que se educó en Rusia y que, sin ánimo de hacer chiste, fue un visionario a la altura de un Tesla o Einstein,  reina un conocimiento, quizás intuitivo, de la profunda influencia de la lengua que hablamos sobre  la realidad  y viceversa.

 
Se dice en el Talmud que las lenguas importantes en el mundo son cuatro: griego para cantar, latín para guerrear, siríaco para honrar a los muertos y hebreo para hablar.
Variaciones sobre esta sentencia se encuentran en textos históricos, leyendas populares y  afirmaciones como la de Louis Le Laboureur, gramático francés del siglo XVII, quien tras años de estudios, vino a afirmar lo siguiente: nunca puede ser oscuro el francés porque los franceses seguimos en nuestra lengua el orden de la naturaleza que es el orden de nuestro pensamiento; también Brunetière, quien en 1894 se dirigió a la Académie Française en su discurso de ingreso de tal manera:  el francés es la lengua más clara,  más lógica  y transparente que el hombre haya hablado jamás.

 
Podemos encontrar perlas semejantes en todas las culturas, épocas y  tradiciones lingüísticas. El hablante cree, con fe religiosa, que su lengua es superior, mejor, más útil, funcional y expresiva que el resto de lenguas, sobre todo la del vecino, que suele ser una birria andante. Por poner un ejemplo de majadería en torno a una lengua, valga la del  lingüista danés Jespersen, que opinaba que el inglés era muy superior al francés: “porque el inglés es una lengua metódica, eficiente, sobria y lo mismo que es una lengua es una nación” por lo visto, los ingleses le molaban.      
En After Babel, George Steiner defendió que las lenguas con   tiempos verbales futuros aseguran el porvenir del pueblo que los habla, o al menos,  dan esperanza sobre la existencia de un tiempo  más allá del hoy, circunstancia según él,  que salva a las naciones con lenguas de “futuridad articulada  del suicidio generalizado.
Ha resultado que la  argumentación de Steiner,  escrita en 1975, tiene mucho de profético pues  desde esa fecha han desaparecido docenas de lenguas que carecen de temporalidad futura. Quizás no sea por eso, sino porque eran habladas por tribus que fueron invadidas por otras tribus con más influencia en el territorio o simplemente porque no era una lengua útil para sus hablantes.

Los últimos estudios sobre lingüística y neurolingüística refieren que no existe ni una sola lengua terrestre que no comparta la misma gramática subyacente,  basada en idénticos conceptos. Un descubrimiento que dinamita el prejuicio de que las lenguas nos hacen distintos. La lengua materna tiene una influencia insignificante sobre nuestra manera de pensar porque –ahí viene lo demoledor para amantes de la diferencia entre etnias y pueblos- los seres humanos pensamos en términos tan parecidos que son inidentificables, hables el arameo, el alto alemán o el  chino mandarín.
El próximo 15 de diciembre se conmemora el nacimiento de Zamenhof (1859). Se celebrarán actos en todo  el mundo. Lecturas en esperanto, encuentros y reuniones donde se hablará la lengua de creación artificial entre personas de muy distinta procedencia e idioma.
He de decir que muy cerca de donde vivo, en Sant Pau d’ordal, Subirats,  tiene la sede el museo de esperanto con abundante documentación sobre el origen y evolución  de esta lengua. Su fundador fue el farmacéutico Lluís Hernández Yzal, que nació en 1917, el mismo año en el que murió Lázaro Zamenhof.
 
 
 
Visité el museo hace unas semanas y  es asombrosa la cantidad de literatura  escrita en esperanto, las miles de postales procedentes de todo el mundo; carteles preciosos de mediados de siglo XX, anunciando los congresos que se celebraban, algunos en Barcelona; y la  historia sobre el empuje que tenían las sociedades esperantistas, sobre todo en Cataluña, en la década de los años veinte y treinta del siglo XX.
 
En la actualidad hay dos millones largos de esperantistas. Existe una red internacional de acogida -gratis-con domicilios y teléfonos de contacto. Todo por amor a la lengua y sus ideales, hoy pasados de moda. Un esperantista tiene como orgullo abrir su casa y ser el anfitrión del extranjero, hermano de lengua. Se puede viajar por todo el mundo sin pisar un hotel, de casa en casa, disfrutando de la amistad sin otro interés que extender  una lengua que nos abre la mente y el corazón.    
 
Esperanto mi ŝatas. Gracoj, Lázaro Zamenhof (El esperanto me gusta. Gracias, Lázaro Zamenhof)

sábado, 30 de noviembre de 2013

NaNoWriMo no es el nombre de un extraterrestre


Página del Manuscrito Voynich
 
Hoy, a las 12 de la noche,  acaba el plazo para la presentación de novelas que cumplan los requisitos que exige el National Novel Write Month (NaNoWriMo)
Desde 1999 se celebra la  ocurrencia de escribir una novela con un mínimo de 50.000 palabras en el plazo de un mes justo, siempre en  noviembre. Los aspirantes no pueden insertar párrafos ya escritos,  y desde luego, nada de copiar y pegar. Escribir un promedio de 1.667 palabras diarias, salidas del propio caletre hasta llegar a las 50.000. Ese es el desafío.
Los 213.000  inscritos de este año han podido enviar su  novela, mediante  fichero electrónico  una semana antes de finalizar el plazo para que la organización tenga tiempo de validar la hazaña. No hay controles ni medio  de saber que los participantes han respetado las bases.
 
El premio consiste en un certificado de  ganador del  NaNoWriMo,  en el que se acredita que se  ha escrito una novela. En la web oficial, en la cabecera figura el lema de la organización: ¡el mundo necesita tu novela! Y un escudo de armas que representa los símbolos del oficio.
Los organizadores no dejan pasar día  durante todo el mes de noviembre, en el que no  animen a los concursantes: un día es una frase inspiradora, el siguiente  una truco para escribir mejor y más rápido y así hasta hoy.  Altruismo y filantropía son las  virtudes sociales que comparten escritores y organizadores porque todo es gratuito y el premio  es un tarjetón electrónico.
Es una cosa muy bonita, me dijo una  tía mía, muy aficionada a los grandes novelones del XIX, cuando hace unos días le expliqué que aún queda gente, postulantes a escritores, que no pretenden otra cosa que escribir; ganar dinero o notoriedad, ni fu ni fa, para ellos. Personas anónimas que pasa treinta días con la comezón de contar las palabras y el orgullo de sentir que está creando una historia, como Tolstoi.  El mundo no es bonito, o lo es para unos pocos,  pero no para quien quiera ganarse la vida con la literatura, o simplemente para quien necesita ganarse el pan. Le contesté a mi tía, para mis adentros, que no voy a quitarle la venda de los ojos a estas alturas.
  
En la web de NaNoWriMo  hay una pestaña para que los escritores novatos encuentren su empresa de edición, por unos cientos de euros se encargarán de digitalizarla  y sacarla en papel. Un negocio como otro cualquiera. Así que no todo es tan desinteresado. Veamos  la distribución de participantes  por zona geográfica:
Egipto, 3987
Grecia,  523
Finlandia , 3620
Holanda y Bélgica,  8639
España, 2959
Canadá,  Reino Unido y Estados Unidos se llevan la palma, son los países que más participantes tienen. Y Australia, que tampoco es manca.
Las preguntas, como los acontecimientos de algunas de esas novelas, se precipitaban en mi cabeza a medida que avanzaba en el conocimiento del proyecto NaNoWriMo  ¿Necesita el mundo 213.000  novelas más?  ¿Quedará  algún argumento sin pillar?  ¿De qué tratan las 407 novelas escritas en  Busan, ciudad de Corea del sur? ¿Y las 154 de  Wairarapa, Nueva Zelanda?  ¿Y los griegos? ¿Qué pasa en Grecia  para tal desgana literaria?  En cambio,  Finlandia con apenas cinco millones y medio de habitantes, escriben  como descosidos. ¿Qué contarán?
 
 
¿Habrá entre todos los que se han presentado un nuevo Alejandro Dumas?  Sí, de la misma pasta que quien escribió  El caballero de la Maison Rouge, en tres días.  ¿Un Simenón, quizás?  La gloria belga  que no bajaba de  una novela por  semana. Ambos entretejían unas tramas que son una muestra espléndida de genio e imaginación.  Estoy segura de que alguna novela asombrosa –por lo rara-  o deslumbrante –por lo inventiva- hay entre las 213.000 que han llegado a las 50.000 palabras.