domingo, 18 de octubre de 2009



El siglo XV inicia la edad moderna, la de los descubrimientos geográficos, los avances técnicos y científicos que abren camino para el despliegue del humanismo y el renacimiento con la variada y asombrosa actividad de personajes que buscan el conocimiento, propagándolo a través de sus obras. En el año 1384 nació Enrique de Villena, noble español nieto de Enrique II de Castilla, un personaje de vida errática y desgraciada, pionero del mundo que empezaba a surgir de las tinieblas medievales. Fue tenido por nigromante y brujo, a su muerte en 1434 casi todas sus obras fueron quemadas, preservándose sólo algunos tratados, entre ellos el Tratado de la lepra y el de la fascinación, éste último dedicado al estudio de las supersticiones, en concreto del llamado "mal de ojo" que enseña a detectar el hechizo y los modos de liberarse de esa maldición mediante precisos rituales que explica con prolijidad en dicho tratado. De Enrique de Villena se sabe que fue el primer traductor de la Eneida y de la Divina Comedia, asimismo, escribió un manual del arte de bien Trovar en el que exponía las reglas de la métrica, la sintaxis y los secretos de la pronunciación de las distintas letras del alfabeto. Sus tratados fueron la respuestas a las preguntas que le hacían sus múltiples admiradores, cristianos, judíos y musulmanes. Escribió en catalán Los dotze treballs de Hèrcules por encargo de un caballero valenciano, un relato del descenso a los infiernos como paso previo para alcanzar el conocimiento místico de la Divinidad.

Grabados Fábulas Esopo y Tratado de Cosmografía.
Digital Collections Library of Congress. USA.

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