sábado, 24 de noviembre de 2018
Gente difícil
A Chéjov le debo aprender a mirar, a identificar dónde se quiebra la feliz superficie del lago que deja ver el torbellino engullidor de esperanzas e ilusiones.
La vida es desorden, sí, pero también tiene instantes en los que resplandece la belleza como una invitación para entrar en el caos sin temerlo. Si la existencia es dolor y desesperación, también es un camino para descubrir nuestra fortaleza y con ella, la capacidad de desafiar el destino que otros eligieron para nosotros.
En Gente difícil, el padre inspira terror a su mujer e hijos, nadie en la familia se atreve a rechistar, hasta que un día, el hijo mayor, humillado y enfurecido por un episodio colérico del padre, le contesta e intenta, sin ningún éxito, que reflexione sobre el daño que provoca su conducta. La justa rebeldía del hijo, inesperada incluso para sí mismo, marca el fracaso del padre y un no retorno a la situación anterior.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTu comentario en mi blog no dice mucho
ResponderEliminarpero bueno
:) gracias por pasar
saludos y suerte
Gracias a ti, te deseo lo mismo, mucha suerte.
ResponderEliminarTan real como la vida misma! Mejor dicho, la conclusión final es pura y realista señal de vitalidad.
ResponderEliminarSí, hasta que no somos capaces de enfrentarnos a la herida para limpiar y restañar, sigue infectando y agrandándose.
ResponderEliminares el parricidio simbólico.
ResponderEliminarEl padre es un hombre a la antigua, religioso y trabajador. El hijo es débil de carácter: no cree ser capaz de encontrar un trabajo, él mismo se estima falso cuando sonríe a la mujer del landó, dice odiar al padre pero no duda en aceptar su dinero, está lleno de fantasías, chilla a su madre porque no se atreve con el padre, un miserable en definitiva, no tendría nada sin su padre.
ResponderEliminar