domingo, 31 de marzo de 2013

Allegro sostenido II





Extracción de la piedra de  la locura. El Bosco, 1475.

Me ha costado más de un mes decidirme a escribir este post.  He cambiado de intención media docena de veces, primero era sobre tal libro, luego el otro, después el de más allá.  Y mientras tanto, la lectura de los blogs que frecuento me  ha  tenido distraída y  con la idea de que no hay en este planeta nada sobre lo que alguien no haya escrito antes.

En el capítulo anterior, invitaba a la lectura de Carlo Cipolla, que entre risas y verdades, nos advertía  de la incorregible  naturaleza humana, siempre inclinada a la tontuna,  con una loca adicción a resolver conflictos –o dejarlos estancados-con el objetivo, confesado o no, de evitar el beneficio al mayor número de personas. No hace falta que ponga ejemplos de la escasa capacidad que gasta el ser humano  para decidir con el menor perjuicio, no solo para el  común, sino también para sí mismo, cosa asombrosa, se mire como se mire. Nos tiramos las piedras en el  propio tejado.   
En busca de un conocimiento  universal del porqué de esa afición tan dañina a buscar casi siempre la peor solución personal y social, me he ido adentrando en lecturas muy aleccionadoras  sobre cómo  funciona nuestro cerebro,  una aproximación,  pues ni de lejos se conocen todas las intrincadas relaciones que se producen en esa masa viscosa que tiene, pásmese quien lea esto, más conexiones nerviosas en un centímetro  cúbico de tejido cerebral que estrellas hay en la galaxia donde habitamos.  ¿Y eso qué significa?  No lo sé,  ni tampoco  qué implicaciones tiene  tal formidable  red, en perfecto orden,  que nos conduce por la vida sin que tengamos consciencia de que  nuestras decisiones no obedecen, al menos en parte,  a lo que  siempre hemos creído como fruto de nuestra santa voluntad.    

La biología domina nuestra visión de la realidad. Nos  guste o  no, nos parezca una idea trasnochada o que pueda ser, de hecho  lo es, instrumentalizada por el poder político. Somos lo que somos porque nuestra morfología nos impone  una manera muy concreta de percibir lo que nos rodea.  Constatada esta, por ahora, verdad, el siguiente paso es averiguar si  la consciencia de lo que somos  tiene reflejo  y/o construye el mundo que habitamos.

Hay que regresar al principio porque a pesar de todos los logros, los interrogantes sobre qué somos y adónde vamos están vigentes más que nunca. Hoy, a diferencia de la época en la que los  griegos meditaban sobre estas preguntas fundamentales,   poseemos una tecnología que es capaz de modificar nuestra biología. Y me barrunto que si nuestro cerebro  puede ser cambiado,  lo harán y será para fastidiar algo que ni siquiera  conocemos, ni tenemos conciencia de que existe dentro de nuestra cabecita.
Las neurociencias avanzan que es una barbaridad, el resultado de  lo que hoy se sabe, lo ha resumido y muy bien, David Eagleman  en Incógnito.  Podemos empezar a pensar que la estupidez tiene cura,  que apenas estamos descubriendo  cómo es ese desconocido que vigila nuestra consciencia y tiene  el mando de los deseos y sueños.    

20 comentarios:

  1. Querida Amaltea (permitame esta licencia en el trato, pues en este último post percibo un cierto desaliento a nuestra condición humana y sus muchos interrogantes sin respuesta {aún}):
    En las ocasiones en que las circunstancias nos son adversas y dudemos de nuestra propia condición pensante, aconsejaría retrotraerse al sencillo y primigenio argumento de Descartes, el "pienso, luego existo", y a partir del mismo, ponerse como observador "interesado" (y, por tanto, no neutral), y argumentar con la máxima razón y lógica posible, y a la par, si no es pedir demasiado, con una cierta piedad, hacia nuestra inacabada y tormentosa navegación en el Universo.
    Me alargo demasiado, lo sé, y finalizaré con el contrapunto, al adagio que creo le gusta a los poderes establecidos, y que dice "No seaís demasiado justos" (de la antigua Roma), añadiéndole uno de cosecha propia: "No esperes demasiado de este Universo, no contamos nada para él" (al menos de momento, quizás en un futuro remoto...).
    Siga deleitándonos con sus profundos y agradables escritos.
    Atentamente,
    Guderian

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    1. Guderian, es un buen recurso intentar distanciarse, dejar pasar el aire entre nosotros y la circunstancia que nos viene torcida.

      Y no perder la esperanza, la ilusión en que casi todo es susceptible de empeorar, pero lo más importante, también de mejorar.

      Un abrazo

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  2. Amaltea,
    El día que la estupidez tenga cura nos aburriremos como ostras: ¿quién cantará en Eurovisión? acaso ¿ya no tendremos políticos? ¿ya nunca más nos adelantarán por el carril de la derecha? y, lo que es peor, ¿qué será de aquella vecina que nos proporciona tan largos ratos de deleite con su profunda sabiduría?

    Mira, maja, como decía el bueno de Kim "más vale tonto en mano que listos volando"

    Besos

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    1. Jaja, siempre tan pragmática. Bueno concedo que la estupidez proporciona momentos inolvidables de alegre entretenimiento, sobre todo si nos nos afecta a nosotros.
      El bueno de Kim ¿no será acaso el del tupé de la dinastía de los Kim, allá en la Corea Norte?
      Pues si sí,ese tonto que prohibe por edicto que nadie en su país se peine como él, es digno de ser nombrado estúpido honoris causa.
      Besos

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  3. Me pregunto cómo es posible curar la estupidez, si los responsables de curarla han de ser en cierto grado estúpidos también, por el hecho de ser imperfectos seres humanos.
    Madame, qué sensación tan desagradable he experimentado al sentirme dominada por la biología y la morfología. Es como si de pronto el mundo quedara mustio, no sé.
    Pero seguro, seguro que si cambian nuestro cerebro será para fastidiar algo. O sea, para fastidiar algo más.

    Qué desconcertante que haya usted pensado todo un mes si subir o no el post, madame!

    Feliz tarde

    Bisous

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  4. Madame, me ha costado un mes porque ando en las musarañas.

    Dominados por la biología, sí,pero no por esa razón estamos dismimuidos en nuestro ser. Lo que nos diferencia de un geranio, por ejemplo, es que nosotros sí tenemos consciencia de lo limitados que estamos, y aún así, luchamos para que nuestro pensamiento se abra camino. Una auténtica heroicidad vistas las circunstancias.


    Bisous y disfrute también de esta soleada y ventosa tarde.

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  5. Muy interesante constatar como según dicen, utilizamos solo un diez por ciento de nuestro potencial. Pareceserque así es y que la naturalezahumana es capaz de las mayores simplezas y de alcanzar las cotas más altas. Y no me refiero a escalar el Everest.
    No se si la neurociencia tendrá o llegaráa a proporcionarnos todas las respuestas. Personalmente me fío más de la asombrosa sapiencia de mi vecino el pastor (de ovejas). Un placer leer tus reflexiones.Un abrazo

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  6. Desde luego, el conocimiento del pastor es probable que supere al de quienes teorizan metidos en un laboratorio. El pastor siempre tendrá a su favor que confía en su instinto para sobrevivir, y siendo como somos tan animales, ese sexto sentido nos avisa con acierto del peligro.
    Casos hay a miles que demuestran el poder del inconsciente, no sabemos cómo pero capta muy bien el significado de señales imperceptibles.
    Otro abrazo.

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  7. Que coincidencia Amaltea!. Ayer mismo me comentaba mi hijo que Obama ha puesto en marcha un proyecto muy ambicioso, parecido al de el genoma humano, para estudiar el cerebro humano, como funciona y construir un mapa de su actividad.
    Probablemente descubrirán muchas cosas, curarán enfermedades, comprenderán nuestra manera de razonar o sentir, de que estará hecho el inmenso inconsciente e incluso los contactos neuronales que nos mueven a hacer estupideces, jeje, y todo ello se utilizará para ayudar o para fastidiar, dependiendo de las intenciones de quién lo tenga a mano.
    Como con el genoma, conoceremos los procesos, podremos manipularlos, sabremos el como pero el porqué la razón todavía no lo abarca, quizás porque la razón no lo es todo...y eso es lo interesante!
    Gracias Amaltea por tus planteamientos siempre tan sugestivos y que mantienen despiertas a nuestras queridas neuronas.
    Un beso muy fuerte

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  8. Querida Tati, la coincidencia quizás no lo sea tanto. Desde luego, con el conocimiento del cerebro humano podrán curarse y mejorar muchas enfermedades, pero también, como todo, tiene un doble uso y quizás, los políticos han comprendido que hay ahí, en nuestra mente, una mina donde un día podrán modificar comportamientos o encauzarlo por donde mejor convenga.
    Esperemos que ese último reducto de independencia y privacidad sea respetado.
    Un abrazo muy fuerte.

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  9. Excelente post Amaltea, muchas gracias por compartirlo, da gusto visitar este espacio. Te invito a visitarme en:
    http://leyendas-de-oriente.blogspot.com/

    Un gran saludo, Oz.

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  10. Afortunadamente, la estupidez, y siento contradecirte, no tiene cura. Si la tuviera, no pensaríamos todos que estamos en la posesión de la verdad absoluta., incluido este escribidor.
    Digo afortunadamente porque tal como han escrito por aquí arriba, nos dejarían aburridos nuestros políticos, sindicalistas; los prohombres de bien y los salvadores patrios; las personas con taranná intelectual sabedores de lo ajeno; los presentadores de los medios y los pitufos escribidores subvencionados del gobierno.
    Y dogo que nos dejarían aburridos porque no me imagino un solo día sin alguna declaración, manifestación o frase con la que nos despiertan y nos abren el apetito de ir directamente a su yugular.

    Hoy, por no ser menos, me he desayunado con : " Solo he velado por el interés general de la ITV en Catalunya ¡¡¡¡"
    ¿ No me diga ud. que no es maravillosa esta declaración de amor en toda regla ?

    Y no me fastidie...que no, que no...que no tiene cura ¡¡¡¡¡

    salut

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    1. Declaración de amor , pero de amor que mata. Personajillos como el de la Itv catalana, son de la especie estúpida sin remedio. Para ellos te concedo que la evolución se ha clavado y no hay invento que los saque de su soberbia idiotez.

      Para el resto de la humanidad, confío en que algún día se abra camino el comportamiento inteligente, o sea, cooperar y dar la oportunidad de que todos tengan su lugar al sol.

      Otro saludo fraternal

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  11. Sin duda alguna el creebro continua siendo uno de las ultimas fronteras de la ciencia...aun no conocemos ni de lejos todos sus misterios
    El reduccionismo vendria a decir que todo se puede reducir a simples conexiones neuronales y es la postura defendida hoy en dia por la mayoria de los cientificos
    Por supuesto que nuestra conciencia configura nuestra manera de entender la realidad, es mas: configura aquello a lo que podemos llamar realidad
    Muchas preguntas aun sin respuesta...eso es precisamente lo que me fascina y me atrae
    Un beso

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    1. Pues a mi me pasa lo mismo, el misterio de cómo percibimos e interpretamos el mundo, cada cual a su manera, em intriga y me interesa.
      Creo que las neurociencias serán la clave para que el ser humano aprende a evolucionar sin aniquilar a sus semejantes.

      Un abrazo

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  12. Sí que somos complejos y apenas se sabe nada de nuestro cerebro. Seguro que, con el paso de los años, acaban descubriendo muchas cosas, como las causas de que unos individuos tiendan a l arte, otros a la ciencia, otros a la crueldad... Estará bien siempre que nos pueda reportar algún beneficio.
    Eso sí, en cualquier caso, espero que no lleguen a apresar hasta el último resquicio, la puerta al asombro que nos mantiene vivos y vibrantes.
    Un abrazo, querida Amaltea.

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    1. Sí, Isabel, no creo que que todo lo que llamamos la mente humana pueda ser comprendido y analizado. Y mejor así, Hay una parte inmaterial, la que forman nuestros sentimientos, emociones y percepciones que es un secreto y que es poco probable que la ciencia pueda contarnos el porqué de una mirada de complicidad o de un sobreentendido entre personas que muchas veces se acaban de conocer y apenas han cruzado dos palabras.

      Un abrazo

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  13. Querida Amaltea, coincido completamente, "no hay nada en este planeta sobre lo que alguien no haya escrito antes". Ya sabes de mi afición por los clásicos, sólo leo estos autores y me parece que allí ya lo encuentro todo, te hice caso, sin embargo, y corrí a agenciarme el Cipolla y entre sus risas y verdades me lo he pasado muy bien leyéndolo, ya sabemos "nihil novo sub sole" pero muy bien. Tampoco voy a decir como mi profesor Arnau Puig que el capitel dórico ha sido el último hallazgo y creación artística que merezca la pena, no voy a ser tan exagerado, pero por ahí deben andar las cosas.
    Sigo tu consejo y "en busca de un conocimiento universal del porqué de esa afición tan dañina a buscar casi siempre la peor solución personal y social"
    te das cuenta que:

    "La biologia talla el bacallà
    i l’amor segueix sempre al seu remolc,
    i mal que un sospir m’esborroni el cor
    i d’un vol s’endugui els pètals de l’ànima

    no podré deixar de menjar pa i ceba
    encara que un bes, verídic o fals
    em permuti goig per retortillons."

    Y así las cosas, te das cuenta que puede resultar ocioso preguntarse de qué somos y adónde vamos, pero tampoco vamos a ser tan animales y continuaremos con las preguntas de siempre. Lo dicho nada nuevo bajo el sol.

    Un fuerte abrazo
    Francesc Cornadó Estradé

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  14. Que sí, que damos vueltas una y otra vez a las mismas cuestiones, una especie de vórtice sin fin en el que, por desgracias, acabamos siempre sin movernos un ápice del lugar donde empezaron nuestras dudas e interrogantes.

    Desde luego, hay una parte biológica de la que no podemos escabullirnos. Aceptemos la parte animal para trascenderla. Es lo que se me ocurre, porque negarla y creer que somos el producto superior de la evolución nos paraliza. Somos ínfimos, o al menos estamos en el mismo rango que una abeja, por lo tanto asumida nuestras condición quizás es el momento, auxiliados por la ciencia, el arte y la sensibilidad hacia lo intangible e inmaterial, de ver cómo podemos avanzar la mente, las funciones intelectivas, mientras aprendemos a dominar el instinto destructivo que nos caracteriza.

    Otro abrazo fuerte.

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