miércoles, 5 de noviembre de 2014

La batalla perpetua.






¿Existe un hilo invisible que  nos condena al limbo de la ignorancia  histórica?  Esa  tierra de nadie donde es  imposible escapar, y en la que se hallan confinadas las generaciones humanas, olvidadizas siempre de las experiencias anteriores y de sus consecuencias en el presente. En las épocas de cambio nos refugiamos en la ignorancia, potente narcótico que nos pastorea hasta los strawberry fields, un campo tan brillante que parece nuevo y  nunca antes visto.   
Cualquier periodo de transformación se alarga durante años, es como el embarazo de una elefanta, lento y tedioso, ni nos percatamos de que se está gestando la criatura. Por fin, cuando eclosiona, pare y nace la cosa, el resultado, si será guapa o fea,  tarda décadas o siglos en apreciarse en toda su magnitud. 

Me encanta la metáfora del hilo invisible porque refleja muy bien la idea –compartida con otros-  de que todo lo que sucede está relacionado entre sí, que guarda un orden y una finalidad. Puro determinismo que  hace pedazos  la visión aleatoria y caprichosa de la existencia.

Pinturas rupestres de Tassili


Sucesos y personas estamos unidos, conectados unos con otros. Creer que cualquiera de nuestras acciones influye, que  provoca movimientos encadenados, ralentiza el impulso, nos detiene aunque sea solo un segundo, porque somos conscientes de que formamos parte del rompecabezas y nuestra acción, irrelevante a primera vista, es al mismo tiempo, decisiva.

Para la mayoría de la gente es una idiotez confiar en el hilo invisible porque transgrede las leyes del mundo material, es propio de brujería y superstición, pero quizás sea todo lo contrario. En el futuro, la investigación sobre la posibilidad de universos paralelos, estados inverosímiles de la materia y todo lo que ahora no entendemos, quizás nos proporcione la cumplida explicación de la función del hilo invisible.
    
Pasternak, inicia uno de los capítulos de su extraordinaria novela El doctor Zhivago, con la siguiente frase de Shakespeare, en Romeo y Julieta: estamos en la misma línea del libro del destino.




Se refería a Larissa y la inevitable relación que les unía. El amor  entre Yuri y Lara atraviesa   un periodo histórico para desmenuzarlo. La  ficción usurpa el análisis y convierte la novela en una descripción precisa y veraz donde no escasea la reflexión moral y filosófica  sobre la Revolución rusa, el origen y desarrollo. La humanidad, temerosa, miserable o  arrogante y poderosa se despliega ante nosotros. Boris Pasternak muestra cómo el hilo invisible gobierna hasta el final el destino de los principales personajes sobre los que se construye la trama. Cuadra todo,  sin artificio ni trampa. Dice uno de los personajes:

"Lo que fue concebido  de un modo noble y con altura de miras, se convirtió después en tosca materia. Así Grecia se transformó en Roma, el iluminismo ruso en Revolución rusa (…) por ahora todo lo que era metafórico se ha hecho literal: los hijos son realmente los hijos, y los terrores son terribles. Esta es la diferencia"






Lo viejo y lo nuevo están en pugna, es una batalla perpetua de una guerra humana  sin fin. Jonathan Swift, genio literario inglés, clérigo irlandés a quien no se le escapaba ninguna de las debilidades humanas y perversas maquinaciones sociales, escribió y publicó en 1704 un relato satírico:La batalla entre los libros antiguos y modernos.

Los libros están mezclados en las estanterías por culpa de un bibliotecario descuidado: viejos con modernos. Una absurda e irreconciliable reunión en la que afloran las diferencias entre ellos.  Se trata de que, en el monte Parnaso, hay dos cumbres, una más alta que la otra. La cima más elevada pertenece al dominio de los antiguos –el conocimiento clásico-;la baja es de los modernos –el progreso, la tecnología, la ilustración-. Los modernos carecen de buenas vistas hacia el este por culpa de la alta cima de los antiguos, a quienes los primeros  invitan a demolerla para que ambas queden a la misma altura.

El relato  recoge una controversia  de aquellos años entre quienes defendían la superioridad del saber clásico frente a lo efímero  e insustancial de los conocimientos modernos.En el trasfondo emergía una visión de la sociedad.

La batalla de los libros se centra en los libros que disputan, hieren y matan. Esopo, Virgilio, Locke, Descartes, Duns, Homero, se manifiestan a través de sus obras. Se huele la sangre en cada párrafo, pero Swift es demasiado listo para asignar la victoria a uno de los bandos, y además se ríe de la historia y de la validez de los testimonios que nos dejan los libros. 

La crónica de la batalla  es incompleta y eso que sucedió el viernes anterior.Pásmese el lector.Ya se han perdido páginas y  han desaparecido fragmentos.  Unos  pocos días han pasado  y  la crónica de la batalla en la Biblioteca de Saint James  es tan incompleta que no sabemos el resultado, no hay noticia de cómo acabó la contienda.

Northwood elementary. PTSA blog 


No se ve el final de la batalla, mucho menos de la guerra. Swift vivió en un momento en el que enseñaba la patita la Ilustración, la Revolución industrial y se cocía lentamente la Revolución Francesa. ¿Era consciente el escritor del huracán que se aproximaba por el este? ¿Del cambio de dirección social y político?  Es posible que no tuviera  la capacidad de prever los acontecimientos futuros, no así su perspicaz talento y la sensibilidad para comprender que la confrontación, por los siglos de los siglos, se inclina  más a las tablas que al jaque mate. 

Para quienes les gusta el papel, olerlo y tocarlo, el relato de Jonathan Swift está publicado en José J. de Olañeta, editor. Es un libro precioso, parece un breviario, seguro que sería del gusto del clérigo Swift.  Para el resto, los modernos, está en la red, en pdf.    

       

12 comentarios:

  1. Ahhh AMALTEA ¡¡¡el papel tiene la ventaja de acotar, subarrayar, apuntar, doblar, e incluso tachar el escrito....lo haces tuyo a la medida que lo apuntas.
    Así me pasa con el 2666 de Bolaño, que lo llevo releído tres veces y todo está acotado, porque con tanto nombre necesito saber quien era cada uno y que representa en el libro, sino no me entero..
    Pero el PDF tiene la ventaja del espacio y la comodidad del trasporte..
    Un abrazo .
    Salut

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  2. Pues sí, todo es cuestión de elegir lo mejor para cada momento y ocasión. Aunque en pdf también se puede anotar y subrayar, pero de otra manera.
    Bolaño estará más que satisfecho -allá donde esté- con un lector como tú.

    Un abrazo

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  3. Yo soy antiquísima, madame. Me atropellará el tren de la modernidad, pero me da igual. Me sigue gustando el olor del papel, y aquello tan bonito de leer sin batería ni aparatos ni gaitas, simplemente disponiendo de un libro. Me encanta cazar tesoros en viejas librerías, y poder abrirlos por cualquier página o por todas antes de comprarlos. Y también acoto mucho. Mis libros están llenos de notas a lápiz.
    O sea que buscaré su recomendación primero en papel y dejaré el pdf como último recurso. Son numerosas las veces que tengo que conformarme con eso, porque no encuentro editadas en papel muchas de las viejas crónicas que preciso, y porque no dispondría de espacio para todas. Además, adquirir la totalidad me costaría una fortuna. Por suerte las bibliotecas de las universidades canadienses resultan de gran utilidad al respecto.

    Feliz tarde.

    Bisous

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  4. Madame,claro que sí.A mí también me encanta huronear por librerías de viejo, disfrutar con ilustraciones de libros ornamentados.Oler el papel y tocarlo, pero esa placentera actividad tiene su territorio, sensitivo y nostálgico. Para investigar -su caso- y adentrarse en una base bibliográfica extensa necesitamos la biblioteca digitalizada. Y no crea, también se siente un inmenso gozo cuando vemos en nuestra pantalla un manuscrito deseado, que de otra manera habría sido imposible tenerlo ante nuestros ojos.
    Nuestra suerte es que estamos en mitad de los dos mundos.
    Bisous y buenas noches

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  5. Querida Amaltea, probablemente el limbo de la ignorancia histórica sea el lugar seguro donde quedamos a resguardo de la agresión de los recuerdos. Un espacio de autodefensa donde el instinto de conservación se refugia. La ignorancia se alía con el gen oportunista y juntos emprenden el sendero marcado por el hilo invisible, como un hilo de Ariadna que nos guía por el Laberinto del caos.
    El hilo puede ser ancho además de largo. Por su anchura discurren la creatividad artística, la memez, la ingenuidad y la razón, lo mejor y lo peor del ser humano que se va adaptando al cambio histórico. La longitud se puede ir alargando, tanto que no alcancemos ni siquiera a ver la meta. Es ignorancia y deseo: no sabemos dónde se halla la meta y el deseo nos impulsa a alcanzarla.
    En efecto el determinismo es claro. Los acontecimientos nos van demostrando que todo está relacionado entre sí y podemos constatar cómo unos vendavales de aquí son provocados por el simple aleteo de una mariposa de allí, y hoy más que nunca.
    No sé si esto hace pedazos la visión aleatoria y delirante de la existencia humana, no lo sé, pero sí que el peligro de las alas de las mariposas se cierne sobre nosotros. Todos estamos conectados.
    No tenemos motivos racionales para negar que el estado de la materia sea sólo uno. Podemos hacer abstracción de las dimensiones del sólido tangible y elaborar hipótesis sobre otras dimensiones, de hecho la matemática utiliza dimensiones “n” e incluso dimensiones imaginarias y números ligeramente ondulantes; y con todo esto concluir que el descubrimiento de universos paralelos es cuestión de tiempo, aunque sea nuestro tiempo imaginado.
    La batalla perpetua es un episodio más de la guerra que sostiene el ser humano consigo mismo, con la historia y con el prójimo. En esta guerra vale todo, el engaño, la estratagema insidiosa y las diferentes formas de barbarie.
    La guerra entre lo viejo y lo nuevo, puede ser solamente una consideración aristotélica. Ocurre con los libros y con todas las formas de expresión artística y de la sensibilidad humana. A unos periodos apolíneos siguen unos arrebatos dionisíacos, todos discurren siguiendo la línea invisible y su expresión nunca se produce de sopetón.
    Con paso lento se baja de un monte y con paso aún más lento se sube a la cima del otro. Sí, hay espíritus visionarios que alcanzan a ver las altas cumbres y de sopetón, esta vez sí, producen una obra visionaria en medio de las hogueras de la incomprensión -diría que de la intolerancia- y estoy pensando en estos Esopo, Virgilio, Locke, Descartes, Duns, Homero y también en Policleto, Miguel Ángel, Piero della Francesca, Joan Miró.
    La obra de estos sabios no es el final de la batalla ni mucho menos de la guerra. Su obra es el huracán que se aproxima por oriente, por donde sale el sol que con su luz nos ilumina para que alcancemos a ver que la lucha continúa y nosotros somos parte de ella.
    Un abrazo
    Francesc Cornadó

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  6. Llevando su entrada en el título la palabra batalla, no puedo dejar de pensar en que todo es lucha entre lo nuevo y lo viejo, pero sin que esto último deje de servir. Ya que empezó por ahí: como la mecánica cuantica, la teoría de la relatividad y ahora la de cuerdas, imcompresible para mí (y no sólo para mí, hay un famoso físico teórico de ficción desmoralizado y en busca de nuevos campos al concluir que tantos años de estudio parecen llevarle a ningún sitio), ampliaron la Mecánica Clásica, pero sin invalidarla totalmente, al ser aplicable a nuestro pequeño mundo terrenal de lo conocido; así también lo nuevo, la nueva tecnología nos lleva al uso del formato digital en los libros, pero sin olvidar los todavía vivos libros de papel. Lo que suceda en el futuro no lo sabemos. Quizas dentro de dos o tres generaciones ya no se editen libros en papel, no lo sé. Sí sé que igual que los cuerpos se atraen entre sí proporcionalmente al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa, existirán bibliotecas donde quedarán posos de saber que nos permitan recordar parte de nuestra memoria.
    Un saludo.

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  7. Francesc, tu reflexión alumbra la entrada. Alguien dijo que entendemos algo de lo que experimentamos cuando somos capaces de darle la vuelta a la vida, si es que existe tal posibilidad para poder ver el revés, como si fuera un bordado, los hilos ocultos sus nudos e irregularidades. El intricado desorden con el que se ha tejido una vida.
    De las batallas y guerras perpetuas, que se repiten a lo largo de la historia de la humanidad, surge una sospecha: estamos condenados a repetir el guión hasta el infinitoy quizás, como en lo pequeño -la vida humana- también en lo grande-las civilizaciones-hay un patrón que se repite, fractales creo que se denominan. Lo viejo y lo nuevo se alternan de manera cíclica, quizás algún día conseguiremos cambiar de pantalla para subir al siguiente nivel del juego.
    Un abrazo.

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  8. Dlt, dicen que nadie entiende la mecánica cuántica, yque quien afirma lo contrario miente. Desde luego, las posibilidades de eventos simultáneos en el tiempo que pueden ser también contradictorios entre sí, requiere mucha imaginación y ausencia de prejuicios culturales.
    Me gustaria comprender la mecánica, empezando por la de mi coche, entender el porqué la humanidad libra tantas batallas inútiles y, sobre todo, me gustaria tener la esperanza de que lo nuevo y lo viejo, se integren para superar esa fricción perpetua. El que todo cambie para que nada cambie es la ley universal que rige en las sociedades humanas. El debate sobre el libro electrónico y libro de papel es un buen ejemplo de una batalla mil veces repetida en la que caemos una y otra vez: de las tablillas de arcilla al papiro,, vitelas, gutemberg, digital etc. Perdemos mucha energía y tiempo en discutir sobre técnica cuando debiéramos plantear una nueva manera de relacionarnos y de interactuar con nuestro medio físico.
    Saludos

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  9. El determinismo y la eterna lucha entre lo viejo y lo presuntamente nuevo....ante lo cual más de uno puede evocar una socarrona sonrisa viendo que las novedades de hoy ya fueron moda pasajera hace siglos....
    A propósito de la batalla recuerdo que leí que un sargento tras la batalla de Gettisburg informa al general Lee de la situación, diciéndole que es una derrota sin paliativos y que la batalla y la contienda están perdidas. El general le contesta algo así como no sea usted insensato sargento, en una guerra como esta perdimos todos desde el momento en que se disparó la primera. bala....
    Incluso amores tan potentes como el de Yuri y Lara se ven afectados y de que forma cuando lo nuevo y lo viejo vuelven a tejer y destejer como Penélope. Un abrazo

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    1. Es así, vivimos en plena ficción, recreamos la realidad, atribuimos novedad a lo que no es más que la continuación de la guerra.
      Pues si esas palabras las dijo el general Lee, merece pasar a la posteridad por reconocer que no hay guerra justa, porque cuando nos matamos unos a otros ya estamos perdiendo la razón.
      Otro abrazo

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  10. Soy una enamorada de los laberintos y de lo que simbolizan. Estupenda entrada!!!

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    1. Muchas gracias, Airin. Yo también busco los laberintos allá donde vaya, de hecho, la vida misma es un gran laberinto con la misma salida para todos.

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